Querido Padre Luis.

Aquí estamos un año más para celebrar tu día. Unidos frente a ti y unidos por el lema que nos acompaña durante este curso
ESCUCHARTE queremos rezarte y contigo rezar a Jesús.

Cuando pensamos en ti y en el carisma que nos has transmitido tú
eres el hermano que nos une.  Tú, padre Luis, tan cercano, tan sencillo, tan pendiente de los demás, alegre y solidario, haciendo
sentir a cada uno la persona más importante.

Tú nos impulsas hoy a vivir de la misma forma en que lo hiciste, a ser cada uno hermano y hermana de los otros.

Hoy eres tú el que te acercas a cada uno de nosotros, nos coges del hombro y nos dices al oído: ESCUCHA LA VOZ DE TU CORAZÓN.

ESCUCHA para poder creer, para poder soñar, TE NECESITO para poder hacer realidad el sueño que un día empecé.
(…)

Vamos a ESCUCHAR LA VOZ DE NUESTRO CORAZÓN DONDE TÚ JESÚS NOS HABLAS

Vamos a dejarnos mirar, vamos a dejarnos envolver por su paz y vamos a dar las gracias porque el Padre Luis sigue confiando en
las inmensas posibilidades que tiene cada persona.

Gracias Padre Luis por creer que Jesús ha puesto en mí, en cada uno de nosotros unos talentos para compartir. Gracias por
confiar en mí para seguir haciendo realidad el proyecto que tú empezaste.